Entendiendo el trabajo infantil y el empleo juvenil en República Dominicana

10 de junio de 2015

Aproximadamente, el 12% de los niños, niñas y adolescentes de 5-17 años de edad trabajan en República Dominicana. Al mismo tiempo, los adolescentes y jóvenes de 15-24 años enfrentan grandes retos para encontrar empleo por los altos niveles de desempleo del país. En este contexto, el informe “Entendiendo el trabajo infantil y el empleo juvenil” analiza cómo el trabajo infantil y los problemas del empleo juvenil forman dos caras de un mismo proceso, en el cual la variable educativa tiene un papel central.

Desarrollado de manera conjunta entre el Gobierno, el Programa Entendiendo el Trabajo Infantil, la Organización Internacional del Trabajo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y el Banco Mundial, este informe tiene como objetivo proporcionar una base común de acción para el abordaje del trabajo infantil y del empleo juvenil a través de cuatro objetivos interrelacionados: 1) mejorar la base de información sobre el trabajo infantil y el empleo juvenil a fin de fundamentar y orientar las respuestas políticas y programáticas; 2) promover el diálogo sobre políticas en ambas materias; 3) analizar la relación entre la deserción escolar prematura, el trabajo infantil y la situación futura en el mercado laboral; y 4) fortalecer la capacidad nacional para la recopilación periódica y el análisis de datos sobre trabajo infantil y empleo juvenil.

Para ello, se ha revisado los determinantes económicos y sociales del trabajo infantil y del empleo juvenil, sobre la base de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR) de 2009-2010, así como la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT) de 2012 para el análisis del empleo juvenil.

¿Por qué el trabajo infantil y los problemas del empleo juvenil son dos caras de un mismo proceso?¿De qué manera interviene la educación?

Los niños, niñas y adolescentes que están privados de educación carecen de la base de habilidades necesarias que los califica para acceder al trabajo decente. De esta forma, se exponen al desempleo, a empleos mal remunerados y al trabajo precario en condiciones peligrosas. De adultos, tienen mayores probabilidades de recibir bajos ingresos, de encontrarse en situación de inseguridad laboral, desempleo o pobreza, y de depender del trabajo de sus hijos e hijas, lo que perpetúa el ciclo de la pobreza y el trabajo infantil.

Las escasas perspectivas de empleo decente en la juventud y adultez, podría desmotivar a las personas a invertir en educación. Los padres, que no sienten cambios significativos por mantener a sus hijos e hijas en la escuela, optan por ponerlos a trabajar. Por ello, a la hora de formular políticas, el trabajo infantil y el empleo juvenil deben contemplarse como temas que inciden mutuamente.

Principales hallazgos del informe

Aproximadamente, el 12% de los niños, niñas y adolescentes de 5-17 años de edad trabajan en la República Dominicana. Al mismo tiempo, los adolescentes y jóvenes de 15-24 años enfrentan grandes retos para encontrar empleo por los altos niveles de desempleo del país.

El sector servicios concentra al 60% de los niños, niñas y adolescentes de 6-13 años que trabajan; la agricultura ocupa el segundo lugar (30%); y la manufactura, el tercero (6%). El 40% de las niñas y adolescentes mujeres de 6-13 años de edad que trabajan en el sector de los servicios se desempeñan en el servicio doméstico en hogares de terceros, donde son especialmente vulnerables a diferentes tipos de abusos. La mayor parte de los niños, niñas y adolescentes que trabajan (casi el 36%) lo hacen con la familia y sin remuneración.

Existe una alta exposición a maltrato y abuso en el trabajo. 53 mil niños, niñas y adolescentes de 5-17 años (19%) están expuestos a, por lo menos, una condición abusiva (véase la Figura 19 del estudio). Las más comunes son el maltrato con gritos e insultos y no recibir la remuneración acordada. La proporción de sometidos a formas más serias de abuso también es significativa: el 5% indica haber permanecido confinado en el lugar de trabajo; el 3% reporta abuso físico; y un 1% dice haber sido sometido a abuso sexual. Una vez más, los hombres se encuentran más expuestos a condiciones abusivas que las mujeres (véase la Tabla 10 del estudio).

Los niños, niñas y adolescentes que trabajan tienen una menor esperanza de vida escolar (EVE). La EVE indica el número total de años de escolarización que se puede prever que un niño o niña cursará satisfactoriamente. Por lo tanto, una esperanza de vida escolar relativamente más alta conlleva una mayor probabilidad de alcanzar mayores niveles educativos. La EVE indica que cuando los niños y niñas entran a la escuela, se prevé que quienes trabajan permanezcan menos tiempo que quienes no. Hasta los 9 años, la diferencia en la EVE es de aproximadamente medio año. Con la edad, la brecha se reduce, aunque siempre favoreciendo al grupo de los que no trabajan.

Los problemas de calidad del sistema educativo también son importantes. La proporción de alumnos por maestro en educación primaria, por ejemplo, es superior al promedio regional (26 frente a 22 alumnos por maestro); y muy superior al promedio regional en educación secundaria (28 frente a 17 alumnos por maestro). A menudo, las escuelas se encuentran superpobladas, y por esta razón deben operar en varios turnos. El rendimiento de los estudiantes dominicanos de tercero y sexto grados en las pruebas estandarizadas regionales de lectura y matemáticas es uno de los más bajos. Desde la década de 1990, el rendimiento ha disminuido con respecto al de otros países. Las problemáticas vinculadas a la calidad de los servicios educativos devienen, en parte, de los bajos niveles de gasto público: en 2010, el gasto por alumno en el nivel de educación primaria representó el 7,5% del PIB per cápita: la mitad del promedio regional (15,1%).

Todavía no hay comentarios.

Comentarios